28 mar 2011

Huérfanos digitales

Es evidente que las TIC y las redes sociales son algo que está ahí sin necesidad de ningún tipo de preámbulos. Son ahora y seguirán siéndolo en el futuro. Sin embargo, gozan de posturas demarcadas y opuestas en el conjunto de la sociedad, sembrando cierta inquietud e innumerables reacciones cuando hablamos de los efectos potencialmente peligrosos que podrían tener en los menores de edad. ¿Es algo realmente perjudicial? Posiblemente lo sea al igual que otras experiencias en un mundo donde acechan innumerables peligros. No es, por tanto, algo distinto a lo que puede suceder en otros aspectos del desarrollo de éstos. Cualquier cosa puede tener la dualidad de lo positivo y lo negativo. Y tenemos que lidiar con ambas caras, pero nunca rehuirlo u ocultarlo.
Las actuales generaciones han nacido en la era de la cultura digital y su relación con las TIC es algo natural, espontáneo e inevitable. Ahora bien, ¿qué pasa con las influencias nocivas con que se pueden encontrar? Ya sea desde el escepticismo o el entusiasmo se coincide en verlo como un problema familiar y escolar.
Los padres tienen la responsabilidad de entender el mundo en el que se tienen que desenvolver sus hijos. Ese mundo hoy viene marcado enormemente por lo virtual, en el que niños y jóvenes prolongan sus experiencias y relaciones sociopersonales presenciales de forma espontánea y natural. Y, en este sentido, la familia no puede desentenderse del conocimiento que hay que tener sobre las TIC y las redes sociales para poder orientar adecuadamente sobre algo que no pueden evitar, pero en lo que si pueden intervenir activamente para que no sea dañino al desarrollo intelectual y moral de sus hijos. La cuestión clave es saber con qué nos estamos enfrentando. Cuando niños y jóvenes en sus casas se conectan a través de la Web o bien participan en redes sociales, lo que hacen es continuar las relaciones y cuestiones mantenidas durante el horario escolar, después de haber estado jugando o paseando en la calle con sus amigos, etc. Ahora bien, también pueden conectar con otras personas desconocidas que pueden estar utilizando la Red con fines espurios. Es en esto donde tenemos que actuar vigilantes, ofreciendo la información y la orientación capaces de evitar el uso inadecuado de las TIC y las redes. Pero insisto, para saber actuar en relación a algo es fundamental conocerlo. Por ello, padres y madres deben implicarse en el uso de las TIC y las redes sociales para saber en qué consisten y cómo se emplean. Lo contrario sólo generará verdaderos huérfanos digitales.
La escuela juega también un papel decisivo en la orientación adecuada y crítica del uso de las TIC. La competencia digital debe convertirse en uno de los eslabones principales de la educación obligatoria, para que los menores comprendan y se desenvuelvan adecuada y activamente en la sociedad digital. A la propia escuela se le presentan oportunidades nuevas e inimaginables anteriormente para indagar, experimentar y desarrollar proyectos con los nuevos recursos presentes en la Red. Los planteamientos de la educación se enfrentan a lo que podríamos denominar una revolución en sus propias bases al surgir nuevas formas de interacción didáctica y de esparcimiento del alumnado con las TIC. La generación digital requiere de una nueva pedagogía que afecta al currículum y su desarrollo, creando nuevas oportunidades educativas nunca vistas hasta ahora. Las TIC constituyen un buen aliado de la calidad educativa y el profesorado debe interesarse por ellas para mejorar sus prácticas y tener una participación real en la construcción crítica de la sociedad digital.
En resumen, la utilización de las TIC puede y debe ser orientada por los adultos para determinar el desarrollo de su lado positivo e influencia en las nuevas generaciones.

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